-No pienses nada raro, nena, solo te quiero invitar a cenar- soltó una carcajada.
-¿Hoy?-él asintió.- Mhm, lo veo un poco difícil. Voy a una cena de empresa con mi madre, me dijo que la tenía que acompañar. ¿Quizás otro día?- Sonreí exageradamente.
-¿Estás intentando evitarme? Porque te recuerdo que tenemos que pasar dos semanas juntos.
-¿Qué? ¡No! Te estoy diciendo la verdad.- Él asintió no muy convencido.- Bueno, adiós.- Me di la vuelta para dirigirme a mi casa, pero me cogió de la muñeca. Me giré para mirarlo.- ¿Qué quieres?
-¿Y mi beso de despedida?- Dijo señalando su mejilla. Solté una carcajada.
-Que te lo has creído, Bieber. No es que te lo hayas ganado mucho hoy. Venga, adiós chaval.- Le di una palmadita en el hombro y salí corriendo hacia la puerta de mi casa antes de que el dijese algo.
Entré y subí las escaleras hasta mi habitación. Me iba a echar una ducha. Antes de desvestirme le envié un mensaje a mi madre "ya estoy en casa". Fui al baño, me desnudé y me metí en la ducha. Después de un día tan largo lo mejor era relajarse. Miré mis muñecas. Tendría que hacer algo, las cicatrices todavía se notaban. Debéis pensar que estoy loca, pero, ¿qué queréis que haga? Llevo desde que tengo cinco años sufriendo bullying. Lo hago para desahogarme. No es tan malo después de todo.
Me enjaboné el pelo, después el cuerpo, y me aclaré. Salí de la ducha y rodeé mi cuerpo con una toalla. Me peiné el pelo y fui a mi habitación. Me puse el pijama que me había regalado mi madre para mi cumpleaños. Cogí mi móvil y vi que tenía dos mensajes: uno de mi madre y otro de Justin.
Abrí el de mi madre "¿Cómo has llegado tan pronto?" . Lo cerré. Ya le contaría después. Abrí el de Justin "Nena, no hemos hablado de los horarios. Yo mañana no tengo clases, ¿te parece si te paso a recoger y te llevo?" . Sonreí. Podía ser muy imbécil, pero tenía algo... Le contesté "¿No tienes clases? Bueno. Entro a las 9, así que si quieres pasar por mi a las 8:30 no hay problema :) PD: NO ME LLAMES NENA."
Dejé el teléfono en mi escritorio y bajé a la cocina. Abrí la nevera. Nada. Cogí el teléfono y pedí una pizza. 30 minutos después llegó. Pagué al pizzero y me senté en la mesa de la cocina. Antes de que empezara a comer llegó mi madre. Se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
-Hola, cariño. ¿Por qué no me has contestado el mensaje?- se sentó delante mio.
-Porque es muy largo de contar.- Suspiré- ¿Quieres pizza?- Ella asintió mientras cogía un trozo. Le empecé a explicar desde el principio de la clase, hasta que Justin me trajo hasta aquí.
-Y... ¿Es guapo?- alzó las cejas. Rodé los ojos.
-¿Y eso que importa? Lo que importa es que me ha acompañado a casa, no como otras.- La miré mientras masticaba un trozo de pizza. Ella rió.
-Si, si, pero ya me dirás dentro de dos semanas que pasa con ese chico.
-¿Qué quieres decir?
-Cariño, si no quieres caer, intenta estar distante, si no- cogió otra porción- acabarás como las otras.- Y con eso se fue a su habitación.
Cuando acabé la pizza me fui hacia mi habitación. Vi que tenía un mensaje en el móvil. Lo abrí. "Acostúmbrate a que te llame así, nena, porque lo vas a tener que aguantar durante dos semanas" Rodé los ojos, seguí leyendo el mensaje "PD: Intenta no rodar los ojos al leer esto, preciosa ;)" Bufé y me tumbé en la cama.
Me puse a pensar las palabras de mi madre "si no quieres caer, intenta estar distante, si no, acabarás como las otras". ¿Cómo las otras? Pero yo no quería acabar como las demás. ¿O si?
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