Princesas♛

domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo cuatro.

Me dirigí rápidamente hasta la salida de ese edificio. Vaya día. Saqué mi móvil para llamar a mi madre, pero antes de poder desbloquearlo, alguien me cogió de la muñeca. Me giré y me lo encontré. Rodé los ojos.
-¿Qué quieres?
-Primero, deja de rodar los ojos- rodé los ojos inconscientemente, él rió.- Y segundo, ¿no has oído lo que nos ha dicho la psicóloga?
-Sí, tengo que pasar dos semanas pegada a ti, ¿y?- Esta vez él rodó los ojos.
-¿Cómo quieres que nos comuniquemos? Por telepatía? Dame tu número.- Me dio su teléfono y le apunté mi número. Me llamó y su número apareció en mi pantalla. Me lo guardé en la agenda como "imbécil prepotente". 
-¿Algo más?- negó con la cabeza.- Bien, pues si me disculpas, me voy, tu compañía no es tan agradable como tu piensas que lo es.- Me alejé de él mientras lo escuché soltar una carcajada. Marqué el número de mi madre.- Mamá, acabo de acabar. ¿Me vienes a buscar?
-Oh, cariño, que pronto has acabado. Iba a entrar en una reunión ahora- ¿en serio?- ¿Crees que puedes ir caminando?
-Sí, claro, puede que no llegue a la hora de cenar, no me esperes.
-No seas exagerada, ________. Empieza a caminar ya y verás como llegas rápido. Adiós, te quiero.- Me colgó. Bufé bloqueando el teléfono y metiéndolo en mi bolsillo. ¿En serio? Que oportuna la reunión. 
Empecé a caminar pero escuché el motor de una moto. Me giré y vi que se acercaba a mi. Se puso a mi lado y se quitó el casco. ¿Adivináis quién era? Exacto, el señor Justin "soy el mejor del mundo" Bieber. Lo ignoré y seguí caminando.
-¿Quieres que te lleve, nena?- Escuché. Rodé los ojos y seguí caminando. Pocos segundos después la moto estaba delante mío.- ¿Qué estás sorda?
-¿Qué?- me hice la loca.- Ah, ¿me lo decías a mi?- él asintió.- ¿Sabes que pasa? Que no sé cuantas nenas tienes repartidas por el mundo, así que...
-Te lo repito. ¿Quieres que te lleve? Tengo un casco de sobra.- Lo miré dudando.- Vamos, nena, no te va a pasar nada.- Lo seguí mirando no muy segura.- ¿Tienes miedo?- él arqueó una ceja. 
-No.
-Entonces súbete.- Me pasó un casco. Suspiré mientras me lo ponía y me subía detrás de Justin en la moto. Me coloqué bien y puse mis manos a cada lado del asiento.- No no no no.- Me miró mientras cogía mis manos y las ponía alrededor de su cintura, por debajo de su chaqueta de cuero. Pude notar sus abdominales por debajo de la suave tela de la camiseta que llevaba. Moví mi cabeza.- Así mejor.- Sonrió y encendió el motor.- ¿Dónde vives?- Le dije la dirección mientras el asentía y arrancaba la moto.
Mientras avanzábamos sentía el aire dándome en la cara, bueno, en el trozo que el casco dejaba abierto. Justin iba rápido, pero tampoco mucho. Cada vez que tiraba su cuerpo hacia delante podía sentir sus abdominales. No podía imaginar lo que escondía debajo de esa camiseta. Estaba como quería el chaval, pero su actitud lo cagaba todo. 
En un cuarto de hora llegamos a mi casa. Justin paró la moto en la puerta y me bajé. Le di el casco a Justin mientras él se quitaba el suyo.
-Gracias por traerme.
-No hay de qué.- Sonrió.
-En realidad, sí. Si no me hubieses traído todavía estaría caminando y hubiese llegado a las nueve a casa.- Solté una pequeña carcajada.
-Bueno, si me lo quieres agradecer de alguna manera...- lo miré. Él tenía una ceja levantada. ¿Qué estaba pensado?





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